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lunes, 7 de junio de 2010

“El Desorden necesario” El Realismo surrealista - Lo maravilloso, lo extraño, el asombro

Cuando me pongo a observar mi alrededor, me doy cuenta que uno esta constantemente rodeado de cosas cotidianas, comunes y corrientes, carentes de cualquier asombro y fascinación, ya que uno esta conciente de su concepto, de lo que hace, y por qué esta allí en ese momento. En el minuto que yo cambiase el objeto de su significado habitual, lo desplace, sin darme cuenta y sin haberlo pensado, ya estará entregándome nuevos significados de su nueva apariencia y bastante de eso nos entrega el surrealismo.

“De este modo, lo ficticio, lo imaginario, se encuentran unidos a lo real: lo suprarreal no está mas allá de lo real, sino detrás, escondido, y basta con darle una oportunidad para que se nos aparezca,…”[1]
Cuando uno piensa en surrealismo lo primero que se me viene a la cabeza es algo loco, descabellado, imposible. Pero el concepto para esta palabra es erróneo, este es mas tangible de lo que uno suele creer, el problema está en que lo real suele ocultarse tras una muralla de fachadas, este no está mas allá de lo real, más bien está escondido.
El surrealismo buscaba de cierta manera expresar una realidad plena y este pretendía liberar un inconciente creador, y hacer que las nuevas combinaciones de colores e imágenes del sueño puedan impregnar la vida, de la existencia cotidiana. Para este, el arte es la recuperación de la realidad como una expansión e intensidad creadora, sin la intromisión de la conciencia. Mediante el surrealismo, el arte descubre que el mundo está lleno de libres asociaciones creativas, obras que surgen a través del libre actuar de los artistas al momento de realizar sus obras. Lo curioso y que me llama más la atención de esta corriente es eso, su capacidad de transmitir cosas al espectador, cosas extrañas, cosas inigualables, pero son cosas cotidianas las que te causan eso, no algo fantástico o algo que no provocaría otra obra de arte siendo pensada y calculada.
“El orden no es mas que la exigencia del sentido por la que la razón oculta el desorden radical; sin estar en el caos, en lo absurdo, en la anulación de cualquier regla posible, el surrealismo levanta acta de arbitrariedad”[2]
Para ver el desorden hay que quitar el orden, revelarlo, como dice en el texto, apareciendo en la forma de lo maravilloso, de lo asombroso, pero no por eso deja de ser menos real con todas las demás cosas, solo que menos común y mas oculto. Y ¿Cómo es posible producir “ese” desorden? Según el texto producir diversidades, volver a colocar los objetos, intervenir, ver las nuevas relaciones y es aquí donde entra en juego el trabajo de esta entrega. Lo que finalmente hacemos es ocupar objetos cotidianos, cada uno con un concepto dado, pero la idea de esto, quizá no ignorarlo pero si omitirlo el concepto para hacer algo completamente diferente, un encuentro entre elementos y materiales que no han sido reubicados de tal forma que uno perciba algo común y corriente, de cierta manera uno se tiene que dejar llevar por la arbitrariedad para realizar esta obra, es decir, algo no pensado previamente, si no “ver que pasa” con los elementos, jugar con los materiales e ir descubriendo lo que se puede hacer con ellos.

Entonces, para finalizar con este tema, nos damos cuenta que el cambio que queramos provocar en nuestra obra, no debe ser intuido culturalmente o regido por ciertos parámetros, que al fin y al cabo nos terminan controlando, si no que a partir del objeto y diferentes acciones, sin a partir de una idea o imagen sugerida, nos haga sentir asombro de aquello.
[1] Luis Puelles Romero “El Desorden Necesario”. Murcia: Cendeac, pág. 57-58
[2] Ídem. pág. 64

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